La colección del Museo Nacional de Artes Decorativas se compone de miles de objetos de los que sólo podemos admirar una ínfima parte. Por esto motivo, para mostraros piezas que por su belleza y/o importancia no os debéis perder hemos creado esta nueva sección en ad+. Lo que la colección esconde desea mostraros los secretos mejor guardados de nuestra colección, aquellas piezas que por motivos de conservación o falta de espacio actualmente no se encuentran expuestas al público, pero que sin duda merece la pena conocer.
Inauguramos este apartado con un fascinante tapiz de Bruselas del siglo XVI. Su altura roza los tres metros y medio y su longitud supera con creces los seis.
En él se representan los diversos estadios que consolidaban un matrimonio principesco del primer Renacimiento.
En el friso superior podemos distinguir cinco escenas: en la primera de ellas, el caballero protagonista desembarca sus riquezas y llama la atención de diversas mujeres; en la segunda, encontramos reflejado el primer momento del amor en el que la protagonista lanza su flecha amorosa contra el caballero alentada por Venus. Es en la tercera escena en la que el caballero fortalece su éxito mediante relaciones seguramente comerciales con ricos musulmanes y, finalmente, en las escenas cuarta y quinta se afianza la relación con su prometida - reaparece Venus envuelta en un manto de corazones - y se celebran los esponsales con intercambio de regalos.
Detalle de la boda. El matrimonio se sella mediante una misma copa de la que beben el novio y la novia. |
En la primera escena del friso inferior el caballero recibe un cetro de poder, probablemente con motivo de algún éxito comercial o conquistador. La escena central representa la boda y finalmente la carta astral del primer hijo.
Hay que destacar la exaltación del lujo que se refleja en el tapiz. Deslumbran, más que las acciones, los espléndidos trajes que ocupan el ochenta por ciento del espacio. Según Gilles Lipovetsky, se asiste en estos siglos al nacimiento del traje moderno y de la propia moda, perdiéndose el prestigio de la tradición en favor de la belleza.
Un tapiz delicioso en el que merece la pena detener la mirada unos instantes. ¡Que lo disfrutéis!
No hay comentarios:
Publicar un comentario