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lunes, 21 de diciembre de 2015

¡¡Ya han llegado los Reyes!!

Ya se respira en el ambiente la Navidad, con sus luces, su música, sus adornos, y por supuesto, ¡sus juguetes!. Este año los Reyes Magos han llegado un poquito antes al MNAD y nos han traído una auténtica joyita que seguro va a hacer las delicias de más de uno. Se trata de una magnífica casita de muñecas de mediados del siglo XIX.
 
CE28758. Casita de muñecas
(150 x 111 x 59 cm)


Esta extraordinaria casa de muñecas fue realizada en Cádiz por el matrimonio Quesada Cangh para sus cuatro hijas Se hizo a través probablemente de encargos realizados a distintos artesanos especializados en mobiliario, metales, cristal, marfil, pintura, tejidos, papeles pintados, alfombras y moquetas y en parte de importaciones, principalmente de Inglaterra, con la que Cádiz mantenía en activo comercio de bienes de consumo. De hecho, ese país gozaba de una larga tradición en la construcción de casas de muñecas, y en la producción de miniaturas para amueblarlas y decorarlas.
 
La casita se compone de tres plantas y siete habitaciones: cocina, comedor, y cuarto de la criada en la planta baja; salón y sala de compañía (o gabinete) en la principal; y tocador y dormitorio de matrimonio en la primera.
 
Reproduce, en suma, la estructura de una morada burguesa española del segundo cuarto del siglo XIX y cuenta con muebles, menaje, estampas, moquetas, papeles pintados y piezas de porcelana, metal, y cristal, además de con sus inquilinos, una criada peinada con moño alto a la moda de los años treinta y cuarenta, una dama joven y una niña de calzón y falda corta completan la familia. Como decimos, refleja con exactitud, a través de encargos locales y piezas importadas, el ajuar y la vida de una familia burguesa pudiente que trata de incorporar detalles de última moda a un mobiliario básico y respetable.
 
El Museo Nacional de Artes Decorativas posee varias casas de muñecas y teatrinos con escenas domésticas de datación posterior. Lo que hace que esta casita sea más importante para el Museo es el hecho de que en ella, los objetos están colocados en contexto, lo que permite evocar con autenticidad cómo era la vida cotidiana española del siglo XIX.
 
Así que ¡ya sabéis!, si queréis disfrutar de esta magnífica pieza, no tenéis más que pasaros por la tercera planta del Museo, ¡os esperamos!.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Lo que la colección esconde (XXX): abanico del siglo XIX

En 1870 Mariano Fortuny pintaba La vicaría, uno de los cuadros más alabados del pintor y una muestra excepcional de las relaciones entre Fortuny y el marchante de arte Adolphe Goupil. Los intereses económicos de Goupil llevaron a que en muchos casos las pinturas del catalán se vieran supeditadas a los intereses del propio marchante. La vicaría es fiel reflejo de ello. Siguiendo el género del tableautin y la pintura de casacón, popularizada por Meissoner, Fortuny realizó una obra que ya desde un inicio, tanto por su pequeño formato como por su cercana temática, se presentó como un éxito rotundo.





El tema elegido por el pintor catalán es sencillo: la firma del contrato matrimonial de una pareja. Se piensa que pudo inspirarse para la realización en su propio casamiento, que tuvo lugar en 1867 en la parroquia San Esteban, iglesia en la que también habían contraído matrimonio otras figuras como Mariano José de Larra, Federico de Madrazo, José Zorrilla o Gustavo Adolfo Bécquer. 

En la obra se presenta justo el momento en que los testigos se disponen a firmar el libro de registros para dar fe de la veracidad del enlace. Se ven personajes vestidos con casacas y trajes más a la francesa siguiendo la pintura de Meissonier, pero también aparece algún invitado vestido de torero, mozos, un cura o incluso la figura de un demandero de almas del purgatorio. De este modo se refleja un interés claro por realizar una obra en la que se exponen buena parte de los tipos sociales de la España del XVIII.

El gran éxito de la pintura, que fue vendida en Francia por Goupil en 1870 triplicando el precio de su compra, hizo que se reprodujese en multitud de ocasiones, tomándose más como una representación de amor y el matrimonio que como una muestra de la España del Siglo de las luces.

En nuestro museo tenemos uno de esos testimonios del éxito y la difusión del cuadro de Fortuny. Se trata en este caso de un abanico que puede fecharse en la década de los 90 del siglo XIX. En él se representa la escena del enlace, pero se introducen nuevos elementos, como una alegoría del amor a través de la representación de dos tórtolas u otra de las Bellas Artes, que sirven para enmarcar la escena.

CE17694

Supone por tanto la pieza un destello más de la excelente valoración de la obra de Fortuny y una muestra del incremento del uso y la popularidad de estos instrumentos, que había comenzado ya a desarrollarse a finales del siglo XVIII.