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miércoles, 28 de agosto de 2013

Estampas japonesas

El Museo del Prado expone, hasta el 6 de octubre, una preciosa muestra de su colección de estampas japonesas. La mayor parte de estas obras tienen su origen en la Exposición de estampas japonesas antiguas y modernas que se presentó en el Museo Nacional de Arte Moderno en el verano de 1936; una muestra itinerante por Occidente encaminada a presentar de manera global y extensa la historia del grabado japonés, desde sus inicios hasta el siglo XX.

Dos jóvenes mujeres con abanico, Kitagawa Utamaro. Museo Nacional del Prado




Aprovechando el tema de esta exposición, queremos ad+ de informaros de ésta, daros a conocer la fabulosa colección de estampas japonesas que el MNAD atesora entre sus fondos. Muchas de ellas se compraron cuando se creó el Museo en 1912 para su bilblioteca. En total, el Museo posee más de cien de estas estampas. La mayoría realizadas por la escuela japonesa de pintura popular ukiyo-e cuyas obras son conocidas como "pinturas del mundo flotante", en ellas, se representan principalmente escenas de teatro -kabuki-, de fiestas y paisajes, además de tipos y escenas populares. La técnica más empleada es la denominada Nishiki-e, que es un tipo de xilografía -grabado en madera- con múltiples colores. Algunas de ellas están realizadas por los mejores pintores del período Edo  (1603-1868) -etapa a la que pertenecen la mayoría de nuestras estampas- como Utamaro (1753-1806), Hiroshige (1797-1858) o Hokusai (1760-1849), autor que destaca por la representación de paisajes. Treinta y seis vistas del Monte Fuji es la obra a la que más directamente se le asocia, ejemplo de esta serie, es la estampa que os mostramos a continuación titulada Tormenta bajo la montaña.
 
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Otras, en cambio, pertenecen al período Meiji (1868-1912), en este caso las representaciones más habituales que encontramos son las de flora y fauna; distintas especies de peces, aves, flores o árboles aparecen en estas estampas, como ejemplo, este Arce en otoño.

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También se conservan algunos ejemplares del siglo XX. Aunque de distintas épocas y temáticas, todas las estampas se caracterizan por ser de una belleza y delicadeza extremas. Podemos entender la fascinación que causaron en numerosos artistas europeos del siglo XIX, quienes crearon un estilo conocido como japonismo, que influyó en movimientos como el impresionismo y el modernismo. Como muestra, os hemos enseñado unas pocas, con ellas os animamos a visitar la exposición del Museo del Prado y de paso,  mostraros otro de los tesoros "ocultos" que guarda el MNAD entre sus fondos.


CE10842. Estampa japonesa del artista Utamaro

viernes, 23 de agosto de 2013

Entre bambalinas: Restauración de una pieza

¡Feliz viernes blogueros! Hoy queremos compartir con vosotros uno de los procesos de restauración que se han llevado a cabo en el MNAD.
En él han participado Camino Represa y Leticia Pérez de Camino, restauradoras del Museo, y Mónica Enamorado, becaria de FormARTE.

La pieza sobre la que se ha intervenido es un sofá elaborado en el Real Taller de Ebanistería de Madrid, en torno a 1802. Está hecho en madera de pino tallada, estucada, pintada al temple y dorada con decoraciones de cristal eglomizado - cristal que utiliza el oro para conseguir el diseño de la figura - y tapicería de raso de seda bordada.
Siguiendo la moda francesa del Directorio, el respaldo se desmonta y se convierte en una cama de día o sultana, lo que permitía recibir recostada.
Presenta las características de los muebles diseñados por Pedro Cancio en estilo etrusco, si bien sus líneas reflejan el estilo de la época del Directorio y del Imperio.

Este sofá acompañó a la Reina Mª Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, en el viaje que la corte hizo a Barcelona para recibir a María Antonia de Nápoles, casada con el Príncipe de Asturias, futuro Fernando VII.

Hemos hablado con Camino Represa, nuestra restauradora de textiles, que nos ha explicado en qué ha consistido el proceso de restauración de la pieza y por qué se ha llevado a cabo.

En el sofá podemos distinguir la ebanistería del tejido. En el caso de la primera, se encuentra en un estado muy precario. Faltan elementos decorativos, entre los existentes algunos se encontraban fragmentados, otros despegados...Parte de la pintura se ha perdido, así como parte del estuco y del dorado. Las decoraciones de cristal eglomizado estaban sueltas y alguna fragmentada. Leticia ha intervenido consolidando aquellos elementos que lo requerían con mayor urgencia.


Detalle de la decoración con cristal eglomizado

En cuanto al tejido se trata de un raso de seda color beige con decoración floral, bordada en colores malva y amarillo oro, y lentejuelas. Parte del bordado se ha perdido y además existen dudas de si llegó a terminarse, ya que en muchos sitios aparece el dibujo subyacente del mismo. Está rematado con pasamanería que se encontraba despegada en algunas zonas.
En los tejidos de raso suele ocurrir que se pierde la urdimbre quedando las tramas sueltas. En el caso de nuestra pieza, las tramas - más gruesas que la urdimbre - se habían apelmazado y agrupado dejando muchos "huecos" que dejaban el forro del sofá a la vista.
Además de estos deterioros, algunas de las costuras del sofá estaban abiertas y descosidas provocando tensiones. Presentaba un tono agrisado debido a la suciedad ambiental, la contaminación y el paso del tiempo, ya que es una pieza que está expuesta al aire sin protección. Existen también manchas oscuras y cercos debidos al uso, así como manchas marrones producidas por la humedad, sobre las que no se ha intervenido ya que hubiese sido necesario levantar toda la tapicería. Este trabajo requiere la presencia de personal muy especializado, como nos indica la existencia de la figura del tapicero en los Palacios Reales.


Estado de conservación inicial

La intervención se ha estructurado en las fases habituales: limpieza, reintegración y consolidación.

Se ha hecho una limpieza de la suciedad superficial mediante aspiración controlada (baja succión) e interponiendo, como protección, un bastidor con tul.
Una vez hecho esto se han "peinado" las tramas colocándolas en su posición original.


Colocación correcta de las tramas sueltas del raso

La consolidación se ha realizado sobre el propio forro del sofá, dado que era imposible colocar un soporte nuevo, y además el forro era del mismo color que el tejido original lo que aseguraba la reintegración cromática. El tejido se ha cosido con punto de Bolonia e hilo de seda del mismo tono del sofá - teñido en el departamento - utilizando un solo cabo.


Detalle de los cabos del hilo de seda utilizado

Este tratamiento, a diferencia de la utilización de adhesivos, es inocuo para el tejido original y reversible, dos aspectos fundamentales en la restauración textil.

Consolidación del tejido original mediante costura

Finalmente, dado el delicado estado de la pieza, se ha añadido un plus de conservación consistente en la colocación de un tul muy fino y traslúcido de un solo filamento. El nylonet, como se conoce a este tul, también se ha teñido en el departamento de un tono similar al original. Una vez tensado se ha sujetado a la pasamanería mediante costura con hilo de seda, aportándole una mayor protección sin desvirtuar el aspecto original. 


Estado del sofá una vez concluida la intervención

El proceso de restauración ha durado tres meses.

¡Muchas gracias Camino por tus palabras y enhorabuena a todas por el gran trabajo realizado!

Camino Represa trabajando en el sofá

lunes, 19 de agosto de 2013

En primicia (VI): enfriador de Sèvres

¡¡Buenos días a todos!!, qué mejor para estos calurosos días de agosto que presentaros esta pieza que como ya habéis descubierto por el título, se trata de un "enfriador".

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Esta preciosa pieza fue realizada en la famosa fábrica de porcelana de Sèvres en el siglo XVIII y perteneció al servicio que el rey Luis XVI de Francia le regaló al Conde de Aranda en 1787. Según el "registro de regalos" hecho por el Rey de Francia se hizo entrega al conde de Aranda de una vajilla de porcelana de Sèvres en "azul real". Estos fondos azul oscuro, aplicado antes del vidriado se realizaron por primera vez en Sèvres en 1751 y se siguieron  realizando hasta bien entrado el siglo XIX. También es conocido como bleu Nouveau, beau bleu o bleu Royal, -azul real-, probablemente porque se utilizó en el servicio encargado por Luis XVI en 1783 para su uso personal en Versalles. Ad+ de este color azul, el enfriador está decorado con grupos de flores y frutas pintados a mano sobre zonas blancas en reserva y guirnaldas doradas. Presenta en su base distintas marcas, "L´s" entrelazadas, marca de la fábrica de Sèvres; "X" que pertenece al pintor Jean-François Micaud; y "HP", marca del dorador Henri-Martin Prévost.

También fue denominado "mortero" debido a su apariencia, ya que las piezas en forma de cuenco de paredes altas (éste mide 16,7 cm. de altura) que acompañaban a la ponchera, eran denominadas así -mortier en francés y mortar en inglés- pero no se utilizarían para majar alimentos o especias, sino como enfriadores de copas u otro uso similar del servicio de mesa.

De gran delicadeza y calidad, se dice que el propio conde de Aranda al ver la vajilla "parecía estar totalmente desprevenido; quedando sorprendido por la belleza general y particular de cada pieza" (carta escrita el 6 de julio de 1787 por Régnier, director de la fábrica de Sèvres).

lunes, 12 de agosto de 2013

ad+, ¿sabías que...?

Buenos días,
Hoy estrenamos nueva sección en ad+ con la que queremos descubrir, junto a vosotros, el mundo de las artes decorativas. Términos, objetos, usos y técnicas desfilarán por ad+, ¿sabías que...? para ayudarnos a conocer un poco más el enorme universo que conforman las artes decorativas.

Empezamos esta nueva aventura averiguando la denominación de algunos de los objetos que aparecen representados en una de nuestras piezas estrella: la cocina valenciana, situada en la cuarta planta del Museo. Esta pieza data del siglo XVIII (aproximadamente de 1780) y se ubicaba en una casa de la ciudad de Valencia. Muy probablemente en ella los señores de la casa ofrecían a sus invitados el refresco o agasajo - convite a base de dulces que finalizaba con la degustación del chocolate - con motivo de una celebración familiar o un día de fiesta. 
Precisamente, en los azulejos que componen la cocina,se representa la organización de este ágape.

A continuación os mostramos esta imagen:


¡Comienza el juego! Vamos a poner a prueba vuestros conocimientos con estas preguntas que os retamos a responder:

1. ¿Cuál de los objetos que vemos en la imagen es una alcuza?
2. De los objetos representados, ¿cuál utilizaríais para conservar anguilas?
3. ¿Para qué usaríais una salvilla?
4. ¿Qué encontraríais dentro del recipiente número 3?

Dejad volar vuestra imaginación y aventuraos a dar respuesta a las cuestiones anteriores.
¡Encontraréis unas pistas bajo la pared principal de nuestra cocina valenciana!

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Pistas:
1. Pista: La alcuza es un recipiente de barro, hojalata u otros materiales que se utiliza para guardar aceite. ¿Sabéis ya de qué objeto se trata? 

2. Pista: las anguilas tienen que respirar.

3. Pista: es el antecedente de la bandeja y el frutero. Y en el caso de nuestra cocina, se utiliza para servir ricos sorbetes.

4. Pista: es el recipiente en el que se guarda una bebida típicamente valenciana que  apetece mucho en esta época del año.

Esto ya está hecho... las soluciones os esperan bajo otra de las paredes de la cocina:



Respuestas:
1. ¡Efectivamente! La alcuza es el objeto número 1.
2. ¡Sí! El objeto número 4 es una anguilera, una vasija de barro con agujeros que permiten conservar las anguilas vivas hasta el momento de ser cocinadas.
3.  ¡Claro que sí! La salvilla, una bandeja con peana, es el objeto número 2.
4.  Es lo que estáis pensando, nuestro objeto número 3 es una horchatera, también llamada enfriadora o hielera, ya que mantiene frescas las bebidas. Se trata de un recipiente de corcho o madera en cuyo interior hay otro de metal en el que se introduce el líquido. Entre ambos recipientes suele echarse hielo para mantener el frío.

viernes, 2 de agosto de 2013

Estuches del Tesoro del Delfín

Las Artes Decorativas están de moda este verano. El Museo del Prado acaba de remodelar las vitrinas que albergan este tipo de colecciones, entre las que se encuentran espléndidas miniaturas, relieves de marfil, piezas de plata y porcelana y unos estuches muy especiales que son los denominados del Tesoro del Delfín.

Vitrina "Estuches Tesoro del Delfín" en el Museo del Prado



El MNAD tiene la suerte de contar con varias de estas piezas en depósito que pertenecen al Museo del Prado, ¿queréis saber de dónde provienen estos estuches tan interesantes...?

Pues estas piezas se realizaron expresamente para albergar la colección de alhajas que recibió el joven Felipe, duque de Anjou, y nieto del famoso rey de Francia Luis XIV, tras la muerte de su padre Luis de Borbón -el Delfín de Francia-. La colección llega a España con la subida al trono del joven monara, que reinará aquí con el título de Felipe V durante cuarenta y cinco años.

Nº Museo del Prado O03043 / MNAD DE00354 (cerrado)
Nº Museo del Prado O03043 / MNAD DE00354 (abierto)

Los estuches reproducen de forma simplificada la alhaja que protegían; tienen un alma de madera, con su interior forrado de piel o tela, que podía estar acolchado con vellón de lana. En su aspecto exterior predomina el acabado en telas de lujo o finas pieles decoradas, aunque la mayoría utilizan el cuero como material de revestimiento, como en este caso. Todos coinciden en el sistema de apertura utilizado, mediante unas aldabillas que dividen el estuche en dos mitades verticales y van decorados con símbolos del Rey, entre los que se encuentran la flor de lis y el delfín, propios de la Monarquía Borbónica francesa. Ad+, como podemos observar en esta pieza, también aparece el escudo del Delfín de Francia -título reservado a los príncipes herederos al trono francés que fuesen hijos legítimos del monarca reinante- que está cuartelado y en el que aparecen los citados símbolos, además de la corona real.

El MNAD cuenta en depósito con más de cien estuches de esta colección. Algunos de ellos están expuestos en la segunda planta de nuestro Museo y en ellos podemos intuir por su forma las alhajas que contenían, ¿a qué esperáis para descubrirlos...?.