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jueves, 26 de marzo de 2015

Guardando secretos...


"Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo" 
Séneca (filosofo latino)

¿Alguna vez has intentado guardar un valioso secreto? 

Aunque parezca una difícil tarea, no hay nada que más estimule nuestra imaginación que los secretos bien guardados. Hay muchos tipos de secretos, entre ellos: los secretos del corazón, los secretos profesionales, los secretos de Estado o los secretos perdidos en la noche de los tiempos. Lo cierto es que se ha intentado a través de diversas formas preservar algunas informaciones u objetos de manera oculta a los demás, entre ellas, podemos destacar los tradicionales baúles o arquetas que podían ser utilizados para los más variados fines. Por este motivo, hemos elegido esta semana una interesante pieza de la colección MNAD para que nos desvele los secretos de la vida cotidiana de  España de la Edad Moderna. 

Las arquetas, juntamente con las arcas y arcones, son las piezas del mobiliario domestico más antiguas que se conoce, pudiendo remontar su uso desde el Antiguo Egipto. Durante el Renacimiento las arquetas fueron indispensables dentro de los hogares, siendo  utilizadas para guardar objetos de valor, como joyas, reliquias, documentos, cartas o cualquier tipo de pertenencia de menor tamaño, dado que son una versión reducida de las arcas o arcones. Fueron  de gran utilidad, pues su pequeño tamaño permitía el traslado de piezas de valor en su interior, así como, podían ser guardadas en sitios ocultos, fuera de la vista ajena. Es muy común su presencia en los inventarios de la Edad Moderna, juntamente con otros muebles, tapices y objetos de uso doméstico.

En el Museo Nacional de Artes Decorativas encontramos una arqueta renacentista, proveniente del ámbito castellano, decorada con grutescos, querubines y motivos vegetales. Tiene el cuerpo formado por una caja rectangular unido a una tapa abovedada por medio de charnelas y cerradura. En las cuatro esquinas aparecen pequeñas pilastras abalaustradas. El exterior de la arqueta  está formado por  un fondo blanco estucado con relieves en policromía dorada. La decoración  está compuesta por un repertorio de figuras que enlazan con el estilo plateresco desarrollado en la arquitectura española, entre finales del siglo XV e inicios del siglo XVI.


Arqueta MNAD / CE00500

El siglo XV marca un período de transiciones desde el punto de vista político, económico y social, que cambiarán la imagen de España dentro y fuera de sus fronteras. La unificación del territorio llevado a cabo los Reyes Católicos y el Descubrimiento de América son factores que van a influir en el cambio de una estructura medieval a la formación del Estado Moderno. No obstante, en el terreno artístico las formas góticas seguían muy arraigadas en la Península, coexistiendo con la tradición hispanomusulmana, que se hacía presente a través del estilo mudéjar.

La entrada del estilo renacentista en España tendrá inicio a finales del siglo XV, a través del plateresco en la arquitectura y que luego pasará a las artes decorativas. El nuevo estilo va a mezclar todo un repertorio de motivos ornamentales, provenientes del mundo romano, con algunos toques de la tradición gótica. Los motivos formados por grutescos, máscaras, candelabros, balaustres, seres fantásticos, vegetales y animales van a componer toda una fauna decorativa que anunciarán la nueva mentalidad renacentista. 



Bibliografía

AGUILÓ, Mª Paz.: El mueble clásico español. Madrid, Cátedra, 1987.

ALCOLEA, S.: Artes decorativas de la España cristiana. Siglos XI-XIX. Ars Hispaniae. Tomo XX. Madrid, 1975.

BARTOLOMÉ ARRAIZA, A.: (Coordinador): Las artes decorativas en España. Summa Artis. Tomo XLV**. Madrid, Espasa Calpe, 1999.

FEDUCHI, Luis.: Historia Del Mueble. Barcelona. Barcelona, Editorial Blume, 1986 (1º ed.1946).

FERNANDEZ VILLAMIL, C.: Las Artes Aplicadas / 2. Madrid, 1982.





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